domingo, 31 de agosto de 2025

"Nacimiento de Bauti Bosch"

Hoy celebramos a Bautista Bosch Sívori, jugador de rugby argentino, nacido en Buenos Aires, el 31 de agosto de 1998. Iniciado en el Newman, actualmente juega como pilar derecho en Pampas XV y en 2025 fue convocado por Argentina XV para enfrentar a Rumania.
Descendiente materno de Celestina Arrúe López de Castilla de Areta, es hijo de Marco Mateo Bosch Ibarguren y Mariana Sívori Seminario. Hermano de Paula Bosch Sívori; y Mateo Marco Bosch Sívori, nacido en 1990, quien da a la familia otro enlace patricio al casar con Victoria "Vicky" Gourdy Allende Fexis, hija de Alberto José Gourdy Allende Lobos y Sabina Fexis de Eléspuru. Sobrina entre otras de Paula Gourdy Allende Lobos, casada con Hernán Miguens O'Farrell -(hno. de Federico Hernán Miguens O'Farrell, casado en primeras nupcias con Alejandra Soubié Shaw de Estrada, también descendiente de Celestina Arrúe López de Castilla de Areta). Nieta paterna de Alberto Gourdy Allende y Josefina María Lobos Avellaneda, casados en Buenos Aires, el 17 de mayo de 1955. Bisnieta por los Avellaneda de Roberto Nolasco Lobos Mayer y Ana Magdalena Leonor Avellaneda Santamarina, unidos en matrimonio en Buenos Aires, el 21 de noviembre de 1928.
Por el lado paterno, Bauti es nieto de Marco Mateo Bosch Seeber y de Adela Josefina Ibarguren Udaondo, descendiente por los Ibarguren, del académico, historiador y político argentino, Carlos Perfecto Ibarguren Uriburu, nacido el 18 de abril de 1877 y casado el 15 de junio de 1904 con María Eugenia Aguirre Lynch, hija de Manuel Juan José Aguirre Anchorena y Enriqueta Rosario del Sagrado Corazón de Jesús Lynch Lawson.

Sobrino entre otros de Beltrán Bosch Ibarguren, casado con Teresa Paz Menéndez, (hija de Alfredo Paz Cersósimo y Teresa Menéndez Hume); y de Soledad Bosch Ibarguren, unida en matrimonio a Diego Piñeiro Pearson Menéndez-Hume, (hijo de Lorenzo Piñeiro Pearson Gómez-Aguirre y Carmen Menéndez Hume, hermana de Eduardo Menéndez Hume, casado con Bárbara de Elía García-Calvo, descendiente de Juana María Arrúe López de Castilla de García Susviela).

Bisnieto de Miguel Alfredo Bosch Marín y Julieta Seeber Demaría, casados en Buenos Aires, el 23 de diciembre de 1930; y de Federico Marcelo Ibarguren Aguirre y María Adela Udaondo Soto, unidos en matrimonio el 2 de diciembre de 1937. Sobrino bisnieto por los Seeber de Marta Seeber Demaría, casada con Oscar José Elías Braun Menéndez, y por los Bosch, del distinguido abogado, diplomático y político argentino que se desempeñó como Ministro de Relaciones Exteriores y Culto de los presidentes Roque Sáenz Peña y José Félix Uriburu, así como embajador argentino en Francia, y primer Presidente del Banco Central de la República Argentina, don Ernesto Mauricio Carlos Bosch Peña, casado el 10 de septiembre de 1894 con Elisa María de Alvear Fernández-Coronel, -(abuelos entre otros de Elisa María de Estrada Bosch Alvear, casada con Juan Ignacio de Elía García-Calvo, también descendiente de Juana María Arrúe López de Castilla de García Susviela). Tataranieto paterno de Samuel Fortunato Guillermo Bosch Peña, destacado estanciero y 1er Director del Banco Central, nacido en Buenos Aires, el 23 de abril de 1873, casado con Mercedes Jorgelina Carmen Marín Porcel de Peralta.

De su lado materno, es nieto del Dr. Enrique A. Sívori Freschi y María Lydia Seminario Pareja, nacida en el elegante barrio de la Recoleta, Buenos Aires, el 27 de octubre de 1930. Bisnieto del Dr. Carlos María Seminario Ducassou y Margarita Lydia Clementina Pareja Villegas, nacida en Buenos Aires, el 10 de septiembre de 1913. Bautizada el 22 de agosto de 1914 en la Parroquia de San Miguel, siendo sus padrinos, don Enrique Casimiro Villegas y doña Belén de Tezanos de Oliver.
Tataranieto de Alberto Casto Pareja Areta, nacido en Montevideo, el 1 de junio de 1872, y casado el 18 de noviembre de 1912 en la Basílica del Socorro con Lydia María “Lucha” Villegas Tezanos, señorita de lo más representativo de la sociedad, nacida en Buenos Aires, el 3 de agosto de 1892.
Lydia era hija de Enrique Casimiro Villegas Videla y Dolores Telma Tezanos Videla-Dorna, nieta paterna de Sixto Villegas del Campo, Jurisconsulto y funcionario de gobierno de la Confederación Argentina del Estado de Buenos Aires y luego de la República Argentina. Nacido el 16 de marzo de 1831 en la ciudad de Buenos Aires, y casado el 17 de septiembre de 1864 con Sandalia Natividad Videla-Dorna Enríquez-Peña.
Sobrina nieta de Jacinto Mariano Villegas del Campo, quien fuera Cónsul y Ministro Plenipotenciario en el Estado Oriental del Uruguay, Imperio del Brasil y República del Perú, casado con Magdalena Vidal -(ascendentes de María Elena Villegas Aldao, casada con José María García-Calvo Estrada y de Mercedes Josefina Villegas Aldao, unida en matrimonio a Mauricio Lorenzo Larivière Torres-Duggan, padres entre otros de Josefina Larivière Villegas, casada con Fernando Centurión Segura, ambos descendientes de doña María Bernarda López de Castilla de Arrúe y Arrién).
Por ende, nuestro homenajeado es descendiente del Dr. Miguel Mariano de Villegas Quevedo y Machado Manzanares Maciel, hidalgo, jurisconsulto y funcionario de gobierno argentino, titulado de abogado en la Real Universidad de San Felipe de Santiago de Chile en 1798, al tiempo que pasó al Virreinato del Río de la Plata y se transformó en miembro de la Real Audiencia de Buenos Aires, siendo años después, doblemente presidente de la sucesora «Cámara de Apelaciones» en 1816 y en 1829. Unido en matrimonio el 4 de enero de 1817 con su prima-sexta, Juana María del Campo Maciel, nacida el 17 de abril de 1792, hija de Augusto Nicolás del Campo del Campo -(capitán de la guardia de su tío homónimo, el virrey Nicolás del Campo, II marqués de Loreto, quien fuera un cabildante colonial bonaerense que participó en el Cabildo Abierto de 1810)-, casado el 30 julio de 1785 con doña María Juana Maciel Lacoizqueta y Fernández de Valdivieso Arbizu Herrera Cabrera, (hija del teniente de gobernador santafesino, don Joaquín Maciel y Lacoizqueta, y nieta del maestre de campo, don Manuel Maciel y Cabral de Alpoin, descendiente de primeros pobladores del Río de la Plata de origen luso-hispano, como el capitán azorano, Amador Vaz de Alpoim y la infanzona, Margarita Cabral de Melo y así, como de diversos conquistadores, colonizadores, adelantados y gobernantes rioplatenses).

lunes, 25 de agosto de 2025

"Bicentenario del Combate de la Cañada"


Hoy les comparto esta interesante reseña que encontré sobre el Bicentenario del Combate de la Cañada, en la cual fue una figura clave nuestro trastatarabuelo, el Gral. Julián Laguna Delgado-Melilla, Prócer de la Independencia, héroe del Rincón, de Sarandí e Ituzaingó, Jefe del Estado Mayor del Ejército y 1er Ministro de Guerra y Marina del Uruguay.

Estudio histórico realizado por Javier Ricca

El 21 de agosto de 1825, en las inmediaciones del arroyo San Francisco, las fuerzas patriotas al mando del coronel Julián Laguna vencen a las tropas imperiales brasileñas que ocupaban Paysandú. La acción culmina con la recuperación militar y simbólica de la Villa, donde se enarbola el pabellón tricolor.

A dos siglos de aquel enfrentamiento, este artículo rescata los testimonios directos de sus protagonistas -partes oficiales, correspondencia personal y documentos militares-, con el propósito de reconstruir uno de los episodios más significativos de la gesta de 1825 en tierra sanducera.

Una acción clave de la campaña de 1825

Al iniciarse la insurrección de los Treinta y Tres Orientales, la villa de Paysandú, enclave estratégico sobre el litoral, estaba ocupada por tropas portuguesas desde 1817 y permanecía bajo control imperial.

Cuando Juan Antonio Lavalleja convocó, el 14 de junio de 1825, a todos los pueblos de la Banda Oriental para formar un gobierno provisorio en la Florida, Paysandú seguía bajo dominio enemigo y, por ello, no pudo elegir un representante para participar en la convocatoria. En este contexto, la ofensiva militar, coordinada por Fructuoso Rivera en el litoral, buscaba revertir la situación y recuperar el control de la villa sanducera, a través de las fuerzas comandadas por el coronel Julián Laguna.

En la madrugada del 20 de agosto, Laguna acampó cerca del arroyo Negro, a la espera de caballadas que le permitieran ejecutar el asalto. Esa misma tarde, fue informado de que fuerzas imperiales se dirigían hacia el arroyo San Francisco.

Laguna informaría lo ocurrido con estas palabras: “Entré a Paysandú, la fuerza que allí se hallaba había salido fuera a dormir al campo… [y fue] en una cañada inmediata al [arroyo] San Francisco…[donde] uno de los escuadrones que había destacado sobre mi derecha… batió a la fuerza enemiga… [Que] a pesar de su resistencia, no pudo contener la carga a espada y le fue preciso ponerse en fuga…Fue acuchillada… hasta que logró ganar el monte del San Francisco, quedando en nuestro poder 18 prisioneros y 13 muertos”.

A lo largo del día siguiente al enfrentamiento, un creciente número de militares y paisanos de la fuerza derrotada se incorporó a las filas patriotas. Laguna estimaba que, antes de la noche, debía sumar 300 hombres, los cuales, junto a los que había traído, totalizaron 700 efectivos bajo su mando.

En su parte militar, adelantaba además un plan ofensivo: atraer al brigadier imperial Jardín, apostado en San José (sitio ubicado en Paysandú), hacia el río Queguay mediante una retirada simulada, para luego atacar en condiciones ventajosas.

El triunfo tuvo impacto inmediato. Lavalleja lo comunicó con entusiasmo a Pedro Trápani, secretario de gobierno, exhortándolo a divulgar la noticia “para satisfacción del público y de los interesados en la jornada”. En la misma misiva resaltaba el carácter simbólico de la victoria: “los orientales por todas partes van demostrando al tirano de cuánto son capaces los libres”. La noticia fue reproducida en diversos periódicos, entre ellos El Piloto de Buenos Aires (1º de septiembre) y El Argos de Buenos Aires (8 de septiembre).

Las cartas privadas también reflejan el orgullo de la jornada. En una misiva a su primo Bartolomé Quintero, Laguna expresaba que los “bravos cosacos” habían hecho sus “primeros ensayos” con éxito, que la guarnición enemiga había sido “destrozada”, y que incluso el comandante imperial había debido huir en un buque de guerra. Elogiaba además la disciplina de sus hombres, que actuaron con “el mayor orden y energía que demanda la sagrada causa”. El parte revelaba también la dimensión territorial de la movilización, con la incorporación de cincuenta charrúas armados de lanza y la expectativa de sumar fuerzas de jefes locales como Marcos García, Mariano Paredes y Gregorio Verdún. Este detalle da cuenta de que el movimiento revolucionario, no se limitaba a un núcleo de oficiales, sino que convocaba a los más diversos grupos sociales.

El pabellón tricolor y su continuidad simbólica

En el Catálogo de la correspondencia militar del año 1825, publicado en 1885, el sargento mayor Ventura Rodríguez reivindica la importancia de rescatar documentos olvidados y evoca el gesto de un oficial subalterno en Paysandú: “Se ve al benemérito coronel don Julián Laguna festejar patrióticamente con su serenidad británica, el acto solemne de enarbolar por primera vez el Pabellón de la Provincia en la plaza de Paysandú, en medio del fuego de metralla que le hace la escuadra Imperial anclada en el puerto”.

El izamiento no fue un mero gesto ceremonial. Después de ocho años de ocupación extranjera en tierras sanduceras, la bandera de la Provincia volvía a flamear en territorio liberado. La tricolor -azul, blanca y roja- había sido adoptada oficialmente el 26 de marzo de 1815, y ratificada en el contexto del Reglamento de Corso de Purificación, en el que Artigas ordenaba a los corsarios enarbolar el Pabellón de la Provincia. Su uso respondía también a normas internacionales que exigían que cada entidad administrativa tuviera una bandera propia, reconocida, especialmente en el mar, para no ser confundido con piratas.

El combate de Paysandú consolidó esa continuidad simbólica. La bandera no surgió en 1825, sino que provenía de la etapa artiguista, y era asumida por Lavalleja, Rivera y Oribe como emblema compartido. No obstante, su incorporación al ideario de cada caudillo estuvo atravesada por tensiones: cada uno intentó imprimirle su propio significado y vincularla a sus metas revolucionarias. En ese sentido, más que una mera herencia, fue una construcción simbólica colectiva, reinterpretada y disputada a lo largo del proceso.

Lo cierto es que, el 22 de agosto de 1825, la bandera tricolor fue izada en Paysandú como signo de recuperación territorial y soberanía. Tres días después, el 25 de agosto, la Asamblea General de la Florida la ratificó como oficial, mediante la Ley de Pabellón.

Pese a su trascendencia -pues el combate de la cañada aseguró el dominio patriota en la región-, este episodio permanece relegado en el relato histórico nacional, eclipsado por gestas más difundidas como el cañoneo de Casa Blanca. Recuperar su memoria es hacer justicia histórica: rendir homenaje a los soldados, paisanos y charrúas que lucharon aquel día y recordar, dos siglos después, que la libertad no se ganó solo con discursos en las salas de gobierno, sino también con cargas de sable en las cañadas del país profundo.

Foto: Gral. Julián Laguna Delgado-Melilla, suegro del Cnel. Juan Bernardino Arrúe López de Castilla.